lunes, 17 de enero de 2011

Good Bye, Lenin!









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Aula de Cine proyectará Good Bye, Lenin! de Wofgang Becker el 21 de enero a las 20.00.
Información sobre la película en Cinehistoria.

Cada cierto tiempo el cine europeo nos regala una obra de una calidad envidiable. “Good Bye, Lenin!” es muchísimo más que eso para el cine alemán. Ha acabado convirtiéndose en un referente para adentrarse en la caída del Muro de Berlín y la reunificación alemana a través del cine.

Cuando una película consigue trasmitir emoción y logra crear una atmósfera de humor que se carga de nostalgia sin caer en el sentimentalismo, cuando además consigue el equilibrio necesario para hacer pensar y reflexionar al espectador sobre su vida, entonces estamos ante una gran película. Todo eso y mucho más tiene esta cinta del alemán Wolfgang Becker, extraordinario director que no se había prodigado por las salas desde el éxito en 1996 con "La vida en obras".


Una historia muy original y sugerente, un guión ágil y bien construido, y unas excelentes interpretaciones permiten a Becker dirigir su mirada hacia una época que se fue, y construir una sentida y divertida comedia que sabe llegar también al terreno del melodrama. La película se ve con gusto, sin atascos ni planos que sobren. La cuidada puesta en escena y un montaje meticuloso permiten al espectador sintonizar con una época de cambios y entender el amor –a veces callado– de unos personajes que están dispuestos a volver al pasado si con ello alivian las penas del presente.

Estamos en la Alemania del Este de 1989, y Christiane Kerner, una comunista convencida a la que su marido ha abandonado exiliándose, ha caído en coma tras sufrir un infarto al ver a su hijo en una manifestación contra el Partido. Cae el Muro de Berlín y se desmorona la gran mentira del marxismo, pero ella no se ha enterado. Por eso, cuando despierta ocho meses después, su hijo Alex hará lo imposible por construir otra gran mentira en torno suyo, para hacerle creer que todo sigue igual y evitar así nuevas complicaciones a su delicada salud.


Una realidad reconstruida según lo exija el guión, una ciudad decorada para su madre, un futuro hipotecado para crear una burbuja en torno a quien vive de viejas utopías y buenos sentimientos de solidaridad. Becker logra continuas situaciones cómicas y otras llenas de ternura y emoción, sin que falten dosis de ironía y crítica tanto al mundo comunista que se fue como al capitalista que llegó. Cine construido con mesura y equilibrio, con respeto y sin burla, con interés por matizar a unos personajes y por no etiquetarlos por sus creencias políticas. Es mucho lo que se dice y mucho lo que ocultan unas miradas –de madre e hijo– que callan verdades, pero no para mentir sino para no hacer sufrir. Miradas nostálgicas reforzadas por una partitura de piano que acompaña el sentir de una familia –metáfora de todo un pueblo– que mira al futuro sin renegar del pasado.

Es también la historia de un pueblo que puede ser manipulado con un simple vídeo, y la de una familia que busca protegerse en el gran teatro del mundo donde la ficción engañe a la realidad. Una época pasada recogida con fotografías –imágenes de archivo y otras digitales– que dan verosimilitud a una cinta donde la mayor verdad es la que existe en el corazón de una madre y de un hijo que se quieren hasta dar la vida o trasformarla a la carta. Abundan las referencias cinéfilas, por ejemplo con Lara, la novia de Alex, que hace pensar en Zhivago y que pone la nota romántica a la trama.

Película completa e ingeniosa, con un buen ritmo que sabe relanzar con acertados puntos de giro. Profunda pero muy digerible por no caer en reflexiones innecesarias ni explícitas. Divertida y humana. Será difícil que no guste a cualquier espectador, por muy exigente que sea.

Es la recreación del mundo comunista con sus colores grises y apagados, con sus discursos ideológicos y su propaganda lo que más contrasta al final con el mundo capitalista que llega inevitablemente. La carrera espacial adquiere tintes heróicos con Sigmund Jähn, el primer cosmonauta alemán en el espacio, que se permite un pequeño cameo en el film. Todo parece destilar cierto olor nostálgico que la banda sonora de Yann Tiersen se encarga de potenciar al máximo como ya consiguió en “Amelie”.

2 comentarios:

  1. Me encanta tu blog, pués elcine es una de mis pasiones.Un saludo!
    Olivia

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  2. que buen bloog, me sirvio para un trabajo del cole! :)

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