miércoles, 26 de mayo de 2010

Delicatessen








El viernes 18 de junio Aula de Cine proyectará la película de Jean Pierre Jeunet y Marc Caro Delicatessen (1991).

Crítica extraída de Filmaffinity:

Si hay un título que haya marcado visualmente el cine de diseño fantástico de los años noventa (al margen de las remarcadísimas influencias que en los años ochenta ejerciera "Blade Runner"), ése es, sin duda, este "Delicatessen". Con un tono claramente influido por fenómenos de nuestro tiempo como el cómic, los cineastas Jeunet y Caro han montado una historia fantasmagórica, ambientada en un tiempo y un lugar indefinidos, aunque pudieran no ser de este mundo.
Con un lenguaje de videoclip, nos presenta una historia increíblemente original, imaginativa, intrigante, plagada de rarezas y contrastes, y con un humor de una gran sutileza. La fotografía, ambientación y los efectos sonoros impecables. Aún con todo, por encima de la extravagancia y el tenebrismo la trama se nos hace cercana y finaliza con un optimismo existencial que se haría más patente si cabe en “Amelie”.



En un lugar asolado por un caos desconocido, se erige una comunidad en la que la suciedad, la enfermedad, la paranoia y el hambre han calado hondo. El aislado bloque de pisos en cuestión está habitado por una pintoresca comunidad de vecinos; una prostituta, un par de niños gamberros, una abuela sorda, una familia más o menos normal, otra que oye misteriosas voces, dos hombres que sobreviven de un pequeño taller de artefactos extraños, un hombre que vive rodeado de sapos y caracoles (este es genial), un carnicero que tiene su local en la planta baja del edificio, y entre otros, la hija de éste, una rubia apocada que detrás de sus gafas esconde unas ganas evidentes de desprenderse de su soledad. Pues bien, los resortes que convulsionarán y agitarán este pintoresco cocktail de personajes serán dos; el primero la cruenta época de escasez de alimentos que atraviesa el mundo entero y que ha llevado a los humanos a una penosa situación en la que prima el canibalismo forzado; y segundo, la llegada al lugar de un antiguo ex-artista de circo que busca un trabajo que le permita sobrevivir. Lo que el pobre hombre ignora es que, curiosamente, en dicho bloque, cada chico de mantenimiento suele durar escasas semanas; en el sentido más oscuro de la frase...



De todo esto se sirven los dos directores para desarrollar una película en la que prima ante todo una estética muy personal llena de primerísimos planos, colores y tonos que resaltan, así como enfoques imposibles; curiosamente Jeunet tiraría en el futuro de la experiencia para elevar estas características visuales a la categoría de arte en "Amélie", eso sí, cambiando los elementos más oscuros y por otros más edulcorados. En la película también son protagonistas los sonidos y la música, factores que también más adelante jugarían un importante papel en la obra del mismo Jeunet. Por lo demás, cabe destacar la mezcla de géneros que hace, y el recurso de un humor negro que la hace a ratos divertida.
Luz y tinieblas. Jeunet trazaba la línea poética y Caro la emborronaba de sombras. Un tándem perfectamente acoplado en su contrapuesta y al mismo tiempo, complementaria visión de un cine diferente, extraño, que resiste el análisis racional por su carácter ensoñador y decididamente fuera de todo margen cinematográfico.



Nada más empezar los primeros planos, aparece entre una especie de niebla bañada en una luz amarillenta un solitario y ruinoso edificio en pantalla, ese edificio está rodeado del más absoluto caos, pues todo a su alrededor es polvo y destrucción. Es en ese castigado edificio donde se desarrollará esta fábula delirante y siniestra que a principios de los noventa nos contaron Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro.
“Delicatessen” es una auténtica flor del mal cuya belleza deslumbrante no es más que la puerta de entrada a un universo enfermizo, habitado por un bestiario humano de proporciones grotescas: un payaso deprimido, un ser repugnante que naufraga entre mares de caracoles, una violonchelista cegata, una suicida eternamente frustrada, un carnicero monstruoso y su voluptuosa amante...Todos son solitarios y están hambrientos. Y quieren devorarse los unos a los otros. ¿El canibalismo como alegoría de la comunicación? Quizás. Pero obviando lecturas más racionales, la película es de un bizarrismo precioso.
Amor, humor, música. Un lugar que se eleva fuera del tiempo y del espacio. Ogros, brujas, hadas. Criaturas del subsuelo. Sucesos imposibles. Magia. “Delicatessen” se presenta bajo las engañosas hechuras de un cuento. Es una película irrepetible, una sinfonía visual que deleita y horroriza los sentidos a partes iguales y, ante todo, la más bella comedia antropófaga que se haya rodado nunca.
Desprende una estética enrarecida y sucia, en ningún momento nos sitúa en algún lugar concreto ni mencionan ninguna fecha o año, es completamente atemporal. De lo único que tenemos certeza es que ha habido alguna macro crisis mundial o tal vez un cataclismo nuclear.
Teatro de “formas” así se define a estas interpretaciones grotescas y barrocas, en un escenario irreal con situaciones totalmente surrealistas y gracias al cine se puede dotar a estas imágenes de ángulos tan peculiares que hacen más sarcásticos a estos personajes.
"Delicatessen" es una película curiosa que puede considerarse germen de los mundos con aires de fábula que encontramos en "Amelie".

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